sábado, 21 de marzo de 2015

Ha Ta Tukari


Ha Ta Tukari, agua nuestra vida (lengua huichol)

Hace poco leía en Facebook –fuente simultánea de adicción y sabiduría- una de esas frases inspiradoras que decía “Eres tierra, se fértil. Eres fuego, brilla. Eres aire, viaja libre. Eres agua, fluye”. 

Es indudable que en cada uno de estos elementos podemos encontrar inspiración y ejemplo; por hablar del agua es increíble como por donde pasa da vida, como penetra la tierra, se evapora por el aire, nos llueve desde el cielo, fluye sin lucha, es ola de mar o cascada milagrosa. Pero ¿Qué pasa cuando no fluye? ¿Cuándo no hay tuberías, drenajes, ni grifos? ¿Cuándo no hay presa, rio, pozo, ni ojos de agua?
A mí me cuesta imaginarlo, pero es una realidad en muchas de las comunidades rurales indígenas de nuestro país  –por no hablar de los cinturones de pobreza en muchas ciudades. Y es que es tan fácil abrir la llave del agua y rasurarme, lavarme los dientes, darme un baño con agua calientita o poner la ropa a lavar… que se me olvida que no todos son tan afortunados como yo. ¿Puedes imaginar lo diferente que sería tu vida si hoy por la noche desaparecieran las tuberías de tu casa, si no quedara una sola llave que abrir? Si hubiera que caminar por horas para poder llevar un poco de agua a casa. Tristemente no es una escena de una película de Pedro Infante, sino una realidad mexicana en pleno 2015.

Sin embargo cada que hay una realidad dolorosa, también hay un ejemplo inspirador. Siempre hay gente que mira más lejos y que ha logrado vencer la indiferencia. Ha Ta Tukari es un proyecto para dotar de agua potable a comunidades de la Sierra Wixarika (huicholes) captando agua de lluvia; Isla Urbana, ConcentrArte, IRRI y Colectivo Wixari son organizaciones -integradas por urbanistas, diseñadores, plomeros, ingenieros, artistas- que (entre otras cosas) están buscando resolver el problema del agua en México. Observarlos es encontrar ejemplos de seres humanos fértiles, brillantes, libres y que fluyen. Hoy quiero invitarte a que conozcas su trabajo y te dejes inspirar por ellos, dales una visitadita en www.islaurbana.org y en www.concentrarte.org

Tal vez logren recontactarte con el ingenio y la generosidad que aún hay en nuestra tierra, tal vez te recuerden que todavía podemos poner nuestra gotita de agua (por no decir granito de arena), tal vez hasta decidas involucrarte en este o en otro proyecto que nos muestre que somos tierra, fuego, aire y AGUA.

Sergio Hernández Ledward

y en twitter: @checoequis 

lunes, 16 de marzo de 2015

¡Que buen programa tenía Carmen!

¡Que buen programa tenía Carmen Aristegui!

Ayer que MVS decidió dar por terminada su relación con su mejor periodista, la sociedad mexicana perdió un espacio crítico al poder, un micrófono desde el que podíamos escuchar a aquellos que se atreven a disentir, perdimos (por un ratito) una voz valiente y serena que no se dobla ante presiones políticas ni empresariales.

Voy a extrañar los niñonautas, la radio-columna de Enrique Galván Ochoa, la mesa de análisis de Denisse Dresser, Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo, las plumas de la serpiente con Mardonio Carballo y la inquebrantable suavidad de las entrevistas de Carmen. Es una pena pero yo también doy por terminada mi relación con MVS, ya no los escucharé en el carro ni en internet.

Hoy como nunca México necesita voces y espacios críticos e independientes. Ya lo decía Auguste Rodin "donde todos piensan igual, nadie piensa mucho". Pareciera que esa es una de las principales maldiciones de nuestro país y uno de los principales deseos de los poderes económicos, políticos y mediáticos: que nadie piense mucho.
Carmen Aristegui brindaba un espacio no sólo para informarnos, sino también para indignarnos y para reflexionar. A mi en lo personal me brindaba (¡me brinda!) el esperanzador ejemplo de que aún hay mexican@s de una pieza, que defienden públicamente lo que piensan, que no todo es tranza y miedo, que es posible no resignarse, ni doblarse. 
Muchas gracias Carmen. Gracias por informarme sobre Ayotzinapa, la red de prostitución en el PRI DF, las casas de Angélica Rivera y Luis Videgaray, por darle voz a las autodefensas michoacanas, por buscar el debate, por preguntar sobre los hábitos en la bebida del presidente anterior, por brindarle el micrófono a la más amplia variedad de posturas sobre cada tema. Gracias por tu valentía y tu ejemplo. También gracias a tu equipo. Me pusieron a pensar.

Yo por lo pronto esperaré a que Carmen tenga un nuevo espacio para seguirla, estoy seguro que sus mejores tiempos están por venir.

Sergio Hernández Ledward

sábado, 7 de marzo de 2015

El miedo, viejo amigo

“El hombre valiente no es aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo” – Nelson Mandela

¿Te has puesto a pensar en el milagro que significa ser un ser humano?
Sesenta millones de células perfectamente coordinadas. Cinco sentidos para descubrir el universo. Cada órgano una obra de arte. Un cerebro que sigue asombrando a quien lo estudia. Creatividad y curiosidad infinitas. Riqueza emocional. Posibilidad de hacer poesía, ciencia, filosofía, llorar de amor y de gozo. Sentido del humor, generosidad, heroísmo. Recursos internos ilimitados.

¿Y entonces? ¿Por qué tantas broncas? ¿Por qué si tenemos tal potencial nos rodea la violencia, la pobreza, el rencor, la insatisfacción? ¿Por qué dudamos de nosotros mismos, sepultamos nuestros sueños o nos conformamos con la mediocridad?
Tal vez la respuesta este en uno de los rasgos que nos hacen tan exitosos como especie, nuestro viejo amigo: el miedo.
El miedo es un mecanismo muy efectivo de supervivencia. Gracias a él durante incontables generaciones los seres humanos corrieron rápido, recordaron qué plantas y qué bichos eran venenosos, se escondieron de las amenazas y lograron transmitir sus genes, asegurándose que nosotros andemos por aquí. En cierto sentido somos hijos tanto del amor como del miedo.
De modo que tenemos muy instaladas en nuestra arquitectura humana las tres respuestas que brinda el miedo ante las amenazas. Nuestro cuerpo grita: ¡Lucha! ¡Corre! ¡Congélate! Cada vez que nos sentimos amenazados, cada vez que el miedo toma el control. Desafortunadamente estas respuestas se han vuelto cada vez menos apropiadas, los retos que enfrentamos en estos tiempos digitales rara vez se resuelven con esas estrategias ancestrales. Luchar, correr o congelarnos difícilmente nos harán mejorar nuestra relación de pareja, ayudar a nuestros hijos adolescentes, o resolver las dificultades laborales, sociales y ecológicas que nos tocaron.
Si lo analizas con cuidado encontrarás que detrás de cada problema individual o colectivo se esconde este viejo amigo. La buena noticia es que tenemos opciones, que no estamos condenados a la mera supervivencia, que tal como lo dice Mandela podemos ser valientes.

El mismo Nelson Mandela -después de 27 años en la cárcel- usó las palabras de Marianne Williamson al pronunciar en un discurso: “Nuestro mayor temor no consiste en no ser adecuados, nuestro mayor temor consiste en que somos poderosos más allá de toda medida. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que nos atemoriza. Nos preguntamos ¿quién soy yo para ser brillante, espléndido, talentoso, fabuloso? Pero en realidad ¿quién eres tú para no serlo?”
El camino para descubrir nuestro potencial pasa por enfrentar al miedo. El camino para generar una mejor sociedad también pasa por ahí. 
Tal vez lo logremos, tal vez podamos cambiar el miedo por amor y volver a brillar como brillan los niños.

Sergio Hernández Ledward

y en twitter: @checoequis