jueves, 30 de abril de 2015

¿3 mil pesos un egresado del ITC?

No soy graduado del Tecnológico de Celaya, aunque no hubiera estado nada mal. ¡Me siento muy orgulloso de sus logros! 
De verdad quiero a esa institución, me encantan sus jacarandas, estoy casado con una egresada de una de sus ingenierías, tengo grandes amigos que de ahí han salido y otros que ahí trabajan con pasión e inteligencia. He tenido la suerte de dar algunas conferencias con sus chavos, me parecen entrones, creativos, chambeadores, inteligentes y -como los muchachos de la mayoría de nuestras universidades- con el potencial de transformar para bien nuestro país.

Ayer de rebote me llegó una oferta de empleo. Buscaban un egresado del Tecno, licenciado en administración o ingeniero en informática, lo querían para asistente de la gerencia, y ofrecían un sueldo de $3,000 pesos (y no se entiende si son quincenales o mensuales). Mi primer reacción fue buscar la fecha, pensando que tal vez sería de 1995, pero no, la fecha era 29 de abril de 2015.
Después me dio mucha tristeza pensar que cinco años de formación en una institución tan prestigiada y exigente como el ITC sólo alcance para eso. Poco a poco la tristeza se ha ido convirtiendo en indignación, franco coraje y hasta encabronamiento. Y es que la oferta NO estaba publicada en el periódico, ni en alguna agencia de contrataciones, sino que era enviada por la bolsa de trabajo del propio Tecno.


Puedo entender -aunque no estar de acuerdo- que una empresa busque contratar a su personal lo más barato posible y ponerlos a trabajar lo más que aguanten, que los negreen pues; también puedo entender que haya ingenieros y licenciados que acepten esas condiciones desesperados por su situación personal y las condiciones económicas del país, lo que no puedo o no quiero entender es que una universidad invite a sus egresados a tomar ese trabajo.

¿Qué mensaje manda la bolsa de trabajo del Tecnológico de Celaya reenviando esa propuesta a sus egresados?
Pues fácil: que es adecuado que su trabajo y su conocimiento sean remunerados con esa cantidad, que dan para eso, que se conformen con pobres responsabilidades y tristes sueldos, que le tiran bajito, que la cosa está tan mal que mejor eso a nada. Que no creen en ellos.

¡No estoy de acuerdo! Es ofensivo para ellos y también para mi.
A pesar de ser un egresado de una universidad privada estoy convencido que los jóvenes que salen de las universidades públicas deben ser -y son- una fuerza poderosa, que son capaces y talentosos, que debemos valorarlos y exigirles, que deben de soñar alto y entregarse mucho, que necesitan creer en ellos mismos y en su potencial transformador. Conozco el esfuerzo y los sueños de algunos muchachos del Tecno, ¡por favor no les falten al respeto! Chavos: por favor no lo permitan, tírenle alto, chínguenle en sus estudios, atrévanse mucho, chambeen con ganas, confíen en su grandeza y apuéstenle a lo mejor que tienen: ustedes mismos. Los necesitamos.

¡Que vivan los linces de Celaya! ¡Que viva el Tecno! ¡Que vivan los estudiantes de todas las universidades públicas y privadas!

Sergio Hernández Ledward
www.facebook.com/SergioHLedward

viernes, 17 de abril de 2015

¡Se me secó el cerebro!


Tal vez te ha pasado que necesitas una buena idea para una tarea, tu tesis, una presentación de trabajo, responderle a tu jefe o a tu hijo adolescente y pareciera que tu cerebro se fue de vacaciones. Es como si se secara el cerebro en el momento justo en el que requieres de tus poderes creativos.

Pues si esto te suena familiar aquí te comparto algunas ideas para “rehidratar” el cerebro y llamar de vuelta la creatividad.

  1. Sácale la vuelta a la rutina. A tu cerebro y al mío les gusta lo conocido; las rutinas nos brindan seguridad y la práctica hace al maestro… sin embargo aprendemos de lo diferente, con lo distinto generemos nuevas conexiones neuronales, nos asombramos y nos volvemos más creativos. Así que búscate un camino diferente al trabajo, charla con gente con quien no lo haces normalmente, prueba platillos distintos, aprende cosas nuevas. ¡En la variedad está el gusto!
  2. Haz que tu crítico interno guarde silencio un ratito. Seguro conoces esa voz interior que evalúa, critica y dice cosas como “no va a funcionar”, “eso es absurdo”, “ni lo intentes, va a salir mal” y le encanta decirlo cuando quieres ser creativo. Pues toma una respiración profunda y respóndele “shhhhhhhhh”; con esto no quiero decir que no sea inteligente evaluar las ideas, por supuesto que lo es, pero un poco después: primero genera la mayor cantidad de ideas que puedas, atrévete a pensar en algunas absurdas, descabelladas, imprácticas, pequeñas y grandes y sólo cuando ya hayas hecho una buena lista entonces sí: revísalas, evalúalas y deja que esa voz (que también es inteligente) opine.
  3. Mueve tu cuerpo. Es curioso pero una de las mejores maneras de movilizar la mente es moviendo el cuerpo; si tienes un bloqueo creativo sal a caminar, haz un poco de ejercicio, estírate, da algunos brincos, respira suave y profundo y verás como pronto el cerebro regresa de sus vacaciones. 
  4. Explora distintas perspectivas. Juega e imagina como se ve la situación en la que quieres ser más creativo desde ojos –y mentes- diferentes. ¿Qué pensaría de eso tu papá? ¿Cómo lo vería un niño de 4 años? ¿y Carlos Slim, Marco Polo, tu vecino raro? ¿Qué se le ocurriría a Steve Jobs, Nelson Mandela, Benito Juárez o Angelina Jolie? Ponte por lo menos tres cerebros distintos y juega a usar su inteligencia, tal vez te sorprendas.


¡Que tengas una gran semana, que nuestros cerebros sonrían y sus dendritas florezcan!
 

Sergio Hernández Ledward

y en twitter: @checoequis 

viernes, 3 de abril de 2015

¿Y si nos lo tomamos personal?



Hace algunas semanas tuve la bendición de participar con un grupo de líderes en un retiro en la sierra de Guanajuato. La idea era contactar con la naturaleza de una manera profunda y reflexionar sobre el llamado que nos hace la vida; contactar con la naturaleza y permitir que el alma y el corazón nos hablaran. Fue una experiencia muy útil y muy hermosa.
¿Y esto que tiene que ver con tomarnos las cosas de un modo personal? Pues que cada encuentro con la vida, con otro ser humano, con la naturaleza SI es personal. O por lo menos eso fue lo que yo experimenté durante esos días.
A veces aplicamos la frase “se lo toma personal” a quien se siente víctima, se da demasiada importancia o hace tormentas en un vaso de agua. ¡Mala idea si queremos ser útiles y felices! Sin embargo podemos observarlo desde otra óptica: tomarnos las cosas de modo personal es también lo contrario a la indiferencia; tomarnos las cosas de modo personal es hacernos presentes para recibir los regalos y hacer frente a los retos de la vida.

Creo que deberíamos tomarnos de modo muy personal los encuentros con los demás; sacudirnos la indiferencia y observar al ser humano que hay en el compañero de trabajo, en el cliente, el vecino o el migrante hondureño pidiendo dinero en el semáforo. Pienso que debería ser algo muy personal –sin dramas ni victimismos- contactar con las dolorosas problemáticas que nos tocaron como sociedad y ayudar a resolverlas, nos debería doler “personalmente” el dolor ajeno. Siento que también debería ser algo muy personal observar y recibir la belleza y la alegría a nuestro alrededor; observar la puesta de sol y el cielo que se pinta de colores, escuchar la risa de un niño, morder una manzana (o una gordita de migajas) y entregarnos al trabajo, al ejercicio, al estudio haciéndolo totalmente personal.
El encuentro con la vida SI es personal. Estaba en la sierra de Guanajuato mirando su belleza semi-árida: rocas rojizas, huizaches, un bellísimo cielo azul y dándome cuenta que era un regalo para mí, un regalo para tomar y soltar, un regalo (de Dios, el universo o el karma) que tenía un destinatario específico y personal: yo y que sería triste no recibirlo por completo. Me parece que lo mismo nos pasa a todos en cada encuentro.

¿Y si  nos lo tomamos personal?
 
Sergio Hernández Ledward



y en twitter: @checoequis