ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar al aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.
- Jaime Sabines
La calaca siempre anda rondando,
esa flaquita nunca se cansa. En estos días gente muy querida se nos adelantó:
el tío Pedro, el amigo Miguel, la mamá de Mónica… y nosotros aquí seguimos
(otro ratito).
Dicen que los mexicanos nos
burlamos de la muerte, yo no lo creo, por lo menos no de la de aquellos que
queremos. Muchos experimentamos estos eventos como si nos arrancaran un pedacito
del corazón –o el corazón entero-, soltamos el llanto y tratamos de ser fuertes…
y luego pasa el tiempo y la vida continúa, la tristeza se vuelve nostalgia, el
sol sigue saliendo, los días pasando y el corazón con todo y su hueco sigue
latiendo. Pero su latido no vuelve a ser el mismo, hay huecos que ya no se
llenan y eso no quiere decir que ya no haya alegría, ni gozo, ¡Por supuesto que
los hay! Lo que ocurre es que –en el mejor de los casos- las alegrías y las
sonrisas son más humanas, más compasivas y más verdaderas justo gracias a ese
huequito en el corazón.
Al poco tiempo de que falleció mi
mamá me encontré con la poesía de Sabines con la que empecé este artículo.
Estaba tristísimo pero al leer eso de “estar en todas partes en secreto” en
medio de mi tristeza sonreí, imaginé a mi madre acompañándome secretamente por
la vida, abrazándome sin que nadie más lo supiera y me di cuenta que Sabines
tenía razón, que mientras hubiera vida ella y sus regalos estarían conmigo. Tiempo
después murió mi padre y sé que él y su fuerza ahora también acompañan mi
camino.
Perder a los seres queridos nos
hermana, es parte del destino que compartimos con cada ser humano. La muerte
toca a todas las puertas. Somos hermanos de hueco en el corazón de todos los
que existen, los que han existido y los que existirán. Creo que nuestra mirada
se haría más suave si lo recordáramos con más frecuencia.
Mientras tanto aquí seguimos, la flaca
sigue rondando, pero aún no nos llega ni a ti ni a mí. Pienso que la mejor
manera de honrar a los que se nos adelantaron es viviendo. Aprovechando el
regalo, agradeciendo el abrazo secreto de los que parece que ya se fueron y
entregándonos de la manera más generosa al milagro que es vivir.
¡Que la vida y los mejores
recuerdos cobijen a los que nos quedamos! Un abrazo solidario para todos los que tenemos
un hueco en el corazón, hoy en especial a todos los Flores (mi familia en BCS y Sinaloa), a Chela Contreras, Milton y Miguel Siordia y a mi comadre Mónica y mi ahijado Enrique.
Sergio Hernández Ledward
y en twitter: @checoequis
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