miércoles, 21 de octubre de 2015

Gratitud

La gratitud es el propio cielo.
William Blake

Ayer cumplí 39 años rodeado de mi familia y amigos, sentí cariño sincero alrededor mío (como casi todo el tiempo), comí pastel (como casi nunca), me hicieron algunos regalos, me dieron buenos abrazos y debo decir que me sentí –y aún me siento- muy afortunado.

Es simple cuestión de hábito y observación, pero no se necesita estar de cumpleañero, para darnos cuenta de las inmensas bendiciones a nuestro alrededor. Si tienes el tiempo, el conocimiento y el interés de leer estas palabras, entonces estoy seguro que tú también eres muy afortunado… y si te pareces un poco a mí, entonces también estoy seguro que a veces se te olvida lo afortunado que eres. Cuando nos sentimos afortunados y agradecidos, la carencia desaparece y vivimos en abundancia.

Masuru Emoto -el investigador japonés que fotografió cristales de agua expuestos a música, oración y palabras- encontró que los cristales más hermosos se formaban con el agua expuesta a dos palabras. ¿Puedes imaginar cuáles?... “Amor” era la primera, “gracias” la segunda. Pero no sólo es cuestión de belleza en el agua, la gente feliz se siente agradecida y lo expresa con frecuencia. Así que hoy quiero proponerte buscar tus propias razones para sentirte agradecido. Si tienes tiempo y ganas, tal vez quieras hacer algunas listas.

  • Lo tengo y me gusta tenerlo. Piensa en que cosas tienes y te encantan (no por fuerza cosas materiales). Familia, amigos, aprendizajes, experiencias, bienes materiales, contacto espiritual. Vuélvelo preciso, de otro modo la gratitud es menos poderosa, y siéntete satisfecho. Por ejemplo yo estoy agradecido por el pastel de cajeta que me regaló ayer Martha mi asistente.
  • No lo tengo y me gustaría tenerlo. Piensa en tus sueños, tus anhelos, tus objetivos y date permiso para sentirte agradecido por eso que aún no tienes y es una expresión del impulso humano de seguir creciendo, de aprender lo que aún no sabes, de llegar más lejos.
  • No lo tengo y me encanta no tenerlo. ¿Qué problemas no tienes? ¿Qué carencias no enfrentas? Hay otros seres humanos que si, de modo que puedes sentirte agradecido por tu condición (cualquiera que esta sea)… y a la mejor con ganas de hacer un poco por aquellos con menor fortuna.
  • Lo tengo y quisiera no tenerlo. Hay problemas que si tienes, y por raro que parezca puedes sentirte agradecido aún por ellos. Son la oportunidad de aprender, de crecer, de evitar la soberbia y de darnos cuenta de nuestra fragilidad. No nos gustan, pero a veces son una gran bendición.


Y bueno, si eso de hacer listas (mentales o escritas) no es lo tuyo, entonces tal vez hoy quieras decir gracias desde el corazón un par de veces más de lo que lo haces normalmente. Cuídate mucho y gracias por leerme.


Sergio Hernández Ledward
y en twitter: @checoequis

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