viernes, 23 de diciembre de 2016

¿Feliz Navidad o “jingle bells” a claxonazos?


Que todos los seres estén bien, felices y en paz.
 – Bendición budista

Ser budista y escribir sobre la navidad es un bonito reto. En realidad es un buen reto para cualquiera, ya que es fácil olvidarnos de que tratan estas fechas.

No sé para ti, pero para mí puede ser muy sencillo confundirme. Ver arbolitos con esferas desde septiembre y pagar a 18 meses sin intereses ¡empezando en febrero! No me ayuda a llegar al corazón del asunto. Escuchar canciones que hablan de “noche de paz” en el radio del auto mientras el tráfico de las vacaciones aumenta y el conductor de atrás entona un furioso “jingle bells” con el claxon, ayuda menos.

Así que hay que darle una re-pensada para que el tráfico y el consumismo no nos confundan. ¿Qué estamos celebrando? ¿Por qué tenemos vacaciones escolares, días libres del trabajo, posadas, preposadas y hasta maratones Guadalupe-Reyes?
Sin ser experto en el tema puedo afirmar que se trata de una fiesta de cumpleaños. 2016 años del nacimiento de Jesús: para muchos el hijo de Dios, para otros un enorme maestro con un enorme mensaje: “no se confundan, el amor es lo más importante”. Creo que de eso se trata, de un recordatorio –urgente- sobre el amor. Estoy seguro que ese sería el consejo que nos daría Jesús si nos lo encontramos en el café, en el mercado o en el templo.
–Jesús ¡qué bueno que te veo! fíjate que ganó Trump, ahí vienen los gasolinazos, la delincuencia no para y me peleé con mi cuñado ¿qué hago?- Podría apostarles que su respuesta sería sencilla: ama.
-Chuy, tengo un montón de deudas y no aguanto a mi jefe ¿qué me recomiendas? – les apuesto que sin pensarlo mucho nos diría: ama
¿Qué las cosas están difíciles y el futuro se ve incierto? Cierto. Creo que su consejo sería: ama. ¡Y creo que sería  una gran idea hacerle caso!

Tal vez podamos empezar amándonos a nosotros mismos. Cuidándonos, tratándonos con cariño, creciendo mientras perdonamos nuestros propios errores, apapachándonos, relajándonos un poco, confiando en nuestras habilidades y sabiendo que nunca seremos perfectos.
Podríamos seguir amando a nuestro trabajo, nuestro estudio. Entregándonos con cariño, sabiendo que lo que hacemos es valioso, encontrándole sentido, usándolo como un espacio para ejercitar la creatividad, la voluntad, el espíritu de servicio. Sonriéndole a los retos.
Ya encarrerados hasta amar a los compañeros de trabajo, a los proveedores, a los clientes, es más: hasta a los jefes. No es necesario ponernos románticos, podemos expresar amor diciendo buenos días, reconociendo el trabajo bien hecho, alegrándonos por el éxito de alguien más, bajándole dos rayitas al ego y dejando de tomarnos las cosas tan a pecho, pidiendo disculpas cuando nos equivoquemos. También charlando y sabiendo que podemos ponernos de acuerdo, respetarnos y seguir siendo diferentes.

Aquellos que nos tomemos en serio el consejo, podríamos seguir amando a nuestra ciudad, a nuestro campo, a nuestra tierra, a nuestro mundo.
Estoy seguro que lo mejor está por venir -a pesar de cualquier pronóstico- si dejamos que el verdadero espíritu navideño guíe nuestras acciones y nuestras decisiones.

¡Que tengas una bellísima navidad! ¡Que estés bien, feliz y en paz! ¡Que el 2017 aprovechemos las oportunidades de amar verdaderamente!

Sergio Hernández Ledward
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viernes, 9 de diciembre de 2016

¡Tengo que mandar el artículo!



Utiliza siempre el nombre correcto de las cosas.
 – Albus Dumbledore

¡No friegues! Ya es viernes y no he mandado el artículo, ¡Tengo que mandarlo pero ya! – eso me estaba diciendo una vocecita interior hace unos pocos minutos, mientras yo  me resistía a ponerme teclas a la obra. Mi resistencia tenía buenas razones y ni una sola idea sobre que escribiría.
Peeero: ¡TIENES que escribir a la de YA! – insistió la vocecita. Ok, ok – respondí no muy convencido.

Las palabras encierran poder y magia, son fuente de alegría y de dolor; con ellas aprendemos, negociamos, vendemos, aconsejamos, nos equivocamos, nos enamoramos, nos convencemos de nuestro potencial y nuestra debilidad. Con ellas contamos la historia de nuestra vida, nos motivamos hacia adelante y también nos mantenemos presos.

Una de las formas más comunes que tenemos de perder libertad es usando una simple palabra de cinco letras: “tengo”. Se ve y suena bastante inocente, pero cuidado, su poder es enorme.

Hagamos la prueba, repítete despacito: “tengo que lavar los trastes”… a no ser que seas una de esas pocas personas a quienes les apasiona esa actividad, lo más probable es que junto con la frase haya llegado una sensación de estar obligado, de no tener opciones, de que te están haciendo manita de puerco, de falta de libertad. Ahora añádele “tengo que pagar la mensualidad de la casa”, “tengo que hacer de comer”, “tengo que ponerme a estudiar”, “tengo que recoger a los niños”, “tengo que comprar los regalos del intercambio”, tengo que, tengo que, tengo que. Cada frase es un sutil grillete, un invisible barrote lingüístico. Las personas que se repiten con frecuencia “tengo que” no sólo andan a las carreras, sino que también pierden libertad.

La buena noticia es que cada una de esas frases también es una mentira. No tienes que nada (o que casi nada). Piénsalo, podrías no lavar los trastes, no hacer de comer, ni ponerte a estudiar; no estás obligado, eres libre para elegirlo (tomando en cuenta sus consecuencias, por supuesto).

Durante estos días te invito a hacer el experimento. Observa cómo te comunicas contigo mismo y cada vez que te caches diciendo “tengo que”, cámbialo. Algunas buenas opciones son: quiero, decido, voy, puedo, disfruto, elijo. Haz la prueba, observa que pasa y diviértete; la única regla es no decir mentiras, si no quieres lavar los trastes ¡No lo digas! usa otra frase que tal vez funcione: “decido a lavar los trastes” y nota como te sientes.

Yo por lo pronto VOY a mandar el artículo que ya es viernes. ¡Feliz y liberador día!

Sergio Hernández Ledward
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martes, 22 de noviembre de 2016

¡Me regaló una cascada!



Estoy agradecido por lo que soy y lo que tengo. Es sorprendente lo satisfecho que puedo estar sólo con mi sensación de existencia… Ya que mi riqueza no es posesión, sino gozo.
 – Henry David Thoreau

Tendría unos 6 años cuando mi papá me regaló una cascada. Él iba manejando en la sierra de Puebla rumbo a Teziutlán, seguramente mi mamá y mis hermanos también iban en el carro, cuando orilló el carro, lo estacionó en el acotamiento y todos nos bajamos a ver una pequeña (para mi enorme) cascada que se había formado con las lluvias en la orilla de la carretera. Mis ojos redonditos como plato, creo que nunca había visto una cascada y fue entonces que mi padre tuvo uno de sus momentos de inspiración; “¿Te gusta Sergio?” – me preguntó, yo no apartaba la vista del agua que caía y le respondí “está muy bonita”, “Entonces te la regalo, es tuya” – dijo él. Ya te puedes imaginar mi gigantesca sonrisa.

¡Mi papá me regaló una cascada! No me la pude llevar, la dejé ahí para que muchos otros la pudieran ver. No tenía un peso y estaba feliz. Vivía en completa abundancia.
Pasaron los años y ahora que acaba de pasar el “Buen Fin 2016” es buena idea recordar que la riqueza verdadera no es posesión, la abundancia no tiene que ver con cuantas cosas tienes (aunque estén lindísimas) y mucho menos con cuanto debes a meses sin intereses. La riqueza es gozo y es disfrute, es sonrisa infantil, la abundancia es gratitud. Y ese es nuestro derecho como seres humanos.

Lo contrario de abundancia es escasez. La sensación de no tener y permanentemente necesitar. Desafortunadamente nuestra sociedad es una fábrica de necesitados; los que verdaderamente necesitan un techo y algo que comer para sobrevivir y los que creen que siempre necesitan más para sentirse bien. Necesito un mejor carro, una nueva computadora, unas vacaciones, un teléfono inteligente, una copa de vino. Necesito que me ayudes. ¡Te necesito! Quejas todo el tiempo y sensación de carencia permanente. Francisco de Asís se dio cuenta de esto y con una gran sonrisa dijo “necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco”, vivía en abundancia.

De modo que aquellos que viven en abundancia se sienten permanentemente agradecidos y practican sonrientemente sus dos aspectos: apertura y generosidad. Recibir y entregar con alegría. Sólo por te propongo hoy el reto de aumentar tu abundancia practicándolas: todo lo que recibas hoy –una sonrisa, un saludo, dinero, alimentos, incluso el aire que respiras- recíbelo alegremente; todo lo que brindes hoy, entrégalo con alegría, con la abundante sensación de tener para dar.

¡Feliz y abundante día! (Y si te encuentras con mi cascada yo también te la regalo para que la disfrutes un ratito y luego la compartas)

 Ahh y si se te antoja seguirle un poco más con el tema, aquí te dejo un videito:




Sergio Hernández Ledward

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domingo, 6 de noviembre de 2016

Por algo se empieza: vamos a imaginar

Papá, vamos a imaginar – mi hija de 2 años y 5 meses

Eso me dijo hace dos años mi hija mientras jugábamos. Vamos a imaginar. Hoy esa frase regresó con fuerza a mi memoria; estoy preocupado por la violencia, la corrupción y la impunidad en el país, me asusta pensar en delincuentes, en autoridades omisas y en vengadores anónimos.

Vamos a imaginar me dijo y sólo se me ocurrió preguntarle: ¿qué quieres imaginar? y sin dudarlo respondió "fichas". Así que imaginamos fichas, que un segundo después se convirtieron en un castillo con todo y sus habitantes y después en un tren. Un ratito después me dijo "papá, soy mágica" y con un gis verde que en ese momento era varita mágica me convirtió en sapo, después en pez y más tarde en pakua (sigo investigando que es eso).
Me sentí orgullosísimo al saber que tengo una hija mágica y que me invita a imaginar. Dos años después y no he podido sacar esa frase de mi cabeza. Papá, vamos a imaginar. El  problema es que me puso a pensar. ¿Y yo? ¿Qué quiero imaginar? No voy a quedarme atrás, así que: ¡A imaginar se ha dicho!

Voy a imaginar que crezco, que me vuelvo más generoso, más valiente y decidido, que se me quita la soberbia y la ignorancia. Que aprendo a amar. También voy a imaginar que sigo soñando después de los 40, después de los que vengan, que un día me descubro como un viejito bien imaginativo.
Voy a imaginar que mi hija crece sana y feliz, que no se olvida de escuchar su corazón, que hace buenos amigos, que sigue riendo y cantando, que los trancazos que le toquen no sólo la hacen fuerte, sino también humana. Voy a imaginar que se cuida, que se ama y que conforme crece extiende ese cuidado y ese amor. Voy a imaginar que es princesa, guerrera, bailarina, cantante, exploradora del ártico, pirata, sanadora, maestra, astronauta.

Y ya encarrerado, te invito a imaginar conmigo
Vamos a imaginar que ya no vemos asaltos, asesinatos, desapariciones, corrupción, ni fosas en los medios; no porque no se muestran, tampoco porque volteamos hacia otro lado, sino porque logramos construir una sociedad distinta.
Vamos a imaginar que se nos acabó el miedo, la indiferencia, la auto-importancia, la estupidez.
Vamos a imaginar que se puede jugar en las calles, platicar con los cajeros de un banco, sonreirle al vecino, ceder el paso, confiar en el policía y saberme su nombre.
Vamos a imaginar que sembramos muchos árboles y los cuidamos. Que nos sentimos orgullosos de nuestra herencia, de nuestro linaje, de nuestro México.
También que nos gobiernan los mejores, los más honestos, los más brillantes, los más entregados. Que en lugar de regalar televisiones, se regalan balones de fut, canchas de basquet, boletos al concierto y al teatro, que se comparten muchos libros.
Vamos a imaginar que superamos nuestras tragedias, que el dolor de la violencia nos hizo más solidarios y más hermanos, que nos dimos cuenta que somos más fuertes de lo que nos querían hacer pensar.
Vamos a imaginar que florecen las artes y las ciencias, las charlas y los abrazos, el deporte y la cultura.
Vamos a imaginar que no quedamos en deuda con nuestros hijos, que les heredamos un ejemplo valiente y amoroso, que les dejamos una patria más sonriente: una tierra donde puedan pararse firme y un cielo que les permita soñar.

Vamos a imaginar que nosotros también nos dimos cuenta que somos mágicos.

Si, vamos a imaginar. Por algo se empieza



Sergio Hernández Ledward

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lunes, 24 de octubre de 2016

Entre la perfección y los dientes chuecos


Si no estás preparado para equivocarte, nunca producirás nada original
– Sir Ken Robinson

La semana pasada fui al dentista y para serles sincero lo disfruté, el odontólogo fue cordial, educado y muy profesional. Al término de la consulta me preguntó: ¿no ha pensado ponerse frenos y enderezar un poco sus dientes? ¡Va a ser otro!
Yo no pude evitar reírme y decirle que me gusta mi sonrisa. Pero me dejó pensando. No en dentaduras, ni en sonrisas sino en el concepto de “perfección”.

Para triunfar en el mundo sólo necesitas una cosa: perfección. Tener la sonrisa, la palabra, el trabajo o el cuerpo perfecto; esforzarte por ser la mamá, el empresario, el estudiante, el deportista, el hombre, el niño o el viejito perfecto. Nunca te equivoques, no te vayas a ensuciar ni a despeinar, ¡ay de ti si te tropiezas, o si tienes un diente un poco chueco! No te enojes, no llores, ni se te ocurra regarla. ¡Párate derecho, mete la panza, no te atrevas! Ufff, ya me cansé sólo de escribir estos renglones.
Todos los días recibimos cientos de estos mensajes una y otra vez, sin embargo el problema no es ese. El problema es que frecuentemente creemos esos mensajes, pensamos que debemos convertirnos en Míster Perfecto o en Señorita Nunca-Fallo. Pero ¿cuál es el problema? ¿qué hay de malo en buscar que todo nos salga bien?

Que algo sea perfecto quiere decir que no tiene ningún fallo, que ha llegado a un estado óptimo y que no se puede mejorar. Pues eso no pasa en este universo: aquí la vida evoluciona, las culturas se desarrollan y el propio universo se expande. Así que aunque la búsqueda de perfección nos puede ayudar a crecer e incluso a ser más cuidadosos, si nos obsesionamos con esa idea entonces se vuelve un camino derechito al agotamiento, la frustración, la intolerancia, niveles pobres de aprendizaje y muerte a la creatividad.

Es en serio, no hay nada más cansado que buscar ser el mejor en todo, todo el tiempo. Y el problema es que a la larga se vuelve una tarea imposible; te prometo que por más que te esfuerces un día de estos la vas a regar, vas a extraviar las llaves (espero que sólo por un ratito), no vas a poner el acento donde va o te vas a salir de tus casillas. Es fácil malgastar una gran cantidad de energía –y quedar cansadísimo- al buscar ser perfecto.
Si el perfeccionismo autoaplicado cansa, ahora imagínate que pasa cuando quieres tener la pareja, el hijo, el trabajo, las vacaciones o el empleado perfecto. Se llama frustración; las cosas y las personas se empeñan en ser diferentes a lo que esperamos. Son lo que son, no lo que nosotros queremos que sean. Quien tiene expectativas de perfección en los demás se asegura la decepción, se dificulta las relaciones incluso con aquellos que más quiere, sufre.
Si cansancio y frustración todavía te parecen poca cosa, aún nos queda otro efecto negativo del perfeccionismo: problemas para aprender e innovar. Los mayores genios del aprendizaje y la creatividad son los chamacos que aún no conocen el concepto de “error”, todavía no los hipnotizamos para que crean –como nosotros- en ese terrible monstruo, entonces aprenden a caminar cayéndose, a usar el lenguaje usando mal los verbos, a vivir equivocándose. Desafortunadamente esa etapa no dura mucho, pronto empezamos a juzgarnos con rudeza, a criticarnos por no haberlo hecho lo suficientemente bien y a desaprovechar las oportunidades de aprendizaje que nos brinda la vida.

Pero no me malinterpretes, todo este rollo no es para invitarte a que seas malhecho, a que no pongas atención o a que dejes de poner el corazón en lo que haces. ¡Al contrario! Entrégate a lo que haces momento a momento y relájate, no les exijas perfección a los que quieres (incluido tú mismo). Libera tu energía, tu disfrute y tu genialidad aceptando tu perfecta imperfección. No eres perfecto, ni lo vas a ser. Tu trabajo, tu suegra, tus hijos tampoco. Sin embargo esta no es ninguna justificación para ser “chafa” o para entregarte a medias; no eres perfecto pero tampoco tienes porque ser “patito”.
Observa a un niño jugando, a un artista en acción o a un atleta completamente enfocado en su disciplina. No existe nada más allá de ese momento. Se terminan las expectativas y los juicios. Parece que el mundo se detiene. ¿Podríamos llamar a eso perfección? No, ya que llegará alguien en algún momento y lo superará, pero no importa porque hay algo más valioso ahí que la perfección. Hay belleza. Hay vida. Hay disfrute.
Daniel Goleman lo plantea de una manera muy hermosa en su libro “el espíritu creativo” cuando nos hace la invitación: “entre placer y perfección, elige siempre placer”.

¡Que tengas un día bellísimo, lleno de vida y de disfrute! Yo por lo pronto decidí no hacerle caso a mi dentista, por ahora prefiero no ser otro y quedarme con mi imperfecta sonrisa.  

Sergio Hernández Ledward

viernes, 7 de octubre de 2016

Innovación y sus enemigos mortales


A veces llegué a creer hasta seis cosas imposibles antes del desayuno
– Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas

Seguro has sentido un chispazo de inspiración, un impulso creativo, la deliciosa sensación de estar recorriendo un camino –o un pensamiento- nuevo. Innovar, crear, generar: hay gozo en estas palabras. Según la Real Academia Española innovar es mudar o alterar algo, introduciendo novedades; según Wikipedia es la implementación exitosa de nuevas ideas. De modo que innovar no es sólo ser creativos, sino comprometernos con esa creatividad hasta ver sus resultados. Dicen que Einstein alguna vez dijo que la creatividad era inteligencia divirtiéndose (si hubiera sido mexicano tal vez hubiera dicho: inteligencia echando desmadre), entonces la innovación es esa inteligencia desmadrosa  comprometiéndose a cambiar las cosas. ¡Vaya que hace falta!

Como sociedad necesitamos urgentemente ponernos a innovar, pensar de modos distintos y comprometernos a cambiar las cosas. La creatividad humana no tiene límites y RESOLVER LOS PROBLEMAS QUE NOS AQUEJAN ES POSIBLE, en serio: se puede resolver desde la delincuencia hasta la corrupción, pasando por el hambre, las broncas de calidad en la empresa, el calentamiento global o la mala relación con un hijo adolescente… pero requiere pensar y actuar diferente. Como individuos también nos urge redespertar esa chispa y ese placer creativo, no estamos condenados a vivir como líneas de producción, como simples consumidores, como zombies sin esperanza.

Peeeero en el camino a la innovación se nos atraviesan sus tres enemigos mortales: indiferencia, rutina y falta de confianza. Si vamos a resolver los problemas que nos aquejan, cada uno de nosotros tendrá que enfrentarse con ellos, son enemigos formidables y saben cómo vencernos (de hecho ya lo han hecho un par de veces). Así que vamos viendo cómo enfrentarlos:

Indiferencia y sus parientes: valemadrismo, flojera, falta de compromiso. Si no nos importa, no podremos cambiarlo. Interésate y estudia los problemas que enfrentamos, platica con los expertos, va a conferencias, googlea, sal y observa con atención.

Rutina. Al cerebro le gusta lo conocido, ir a los mismos tacos, escuchar la misma música, platicar de lo mismo, pensar como siempre ha pensado; como los viejitos (de cualquier edad): hacer lo mismo a la misma hora. Rompe la rutina, viaja, vuelve a dibujar, imagina como se ven las cosas desde la mirada de tu hijo, tu jefe, tu cliente, tu vecino… o atrévete aún más y piensa como lo vería Gandhi, Tesla, Jesús, Mozart, Mandela.

Falta de confianza. Los problemas que enfrentamos no son cualquier cosa… nosotros tampoco. Si lo piensas un poco te darás cuenta que tú mismo eres fruto de la innovación universal. Nunca ha habido otro  como tú, nunca lo habrá en el futuro. Tu cuerpo, tus emociones, tu manera particular de ver las cosas, tu potencial son únicos, no los retengas: libéralos. Haces falta.

Feliz día y a pensar en seis imposibles antes del desayuno.

Sergio Hernández Ledward

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Un corazón en paz


No hay camino para la paz, la paz es el camino – Mahatma Gandhi

El 21 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Paz, en muchos lugares se dijeron discursos, se hicieron oraciones o se firmaron papeles. Quisiera pensar que se dieron pasos en el camino hacia un mundo más en paz, luego veo las noticias y me surgen serias dudas. Entre esas dudas, tal vez la más importante es ¿verdaderamente podemos hacer algo – los ciudadanos comunes y corrientes - por un mundo más en paz?

Hace algunos años tuve la fortuna de estar en una conferencia que dio el Dalai Lama en el auditorio nacional, corrían tiempos violentos (no muy distintos a los del día de hoy) y en la sesión de preguntas y respuestas alguien preguntó: - Su Santidad ¿qué podemos hacer para que el mundo tenga paz?
El Dalai Lama se le quedó mirando unos instantes y después se rio con fuerza, tomó aire y dijo: “Si no hay paz en tu corazón, no podrás llevar paz a tu familia. Si no puedes llevar paz a tu familia no lograrás que tu ciudad esté en paz. Si no logras que tu ciudad esté en paz no podrás llevar esa paz al mundo. Empieza en tu corazón”… y se volvió a reír.

Parece que este gran hombre nos estaba invitando a comenzar con nosotros mismos. A empezar justo en el centro de cada uno y a partir de ahí extender la paz a nuestro alrededor. Así que de modo natural surge la pregunta ¿Qué podemos hacer para tener un corazón en paz? – aquí van algunas sugerencias:

  • Aprecia y agradece lo que tienes. Observa y alégrate por las bendiciones presentes, las que están justo aquí y justo ahora. Con alguna frecuencia las personas nos enfocamos en la carencia, en el problema, en lo que nos falta; la carencia no es un camino de paz, la gratitud sí. Así que dale la vuelta a la tortilla y cuenta todas tus razones para sentirte agradecido.
  • Reconcíliate contigo mismo. Perdona tus errores y luego aprende de ellos. Si con frecuencia te regañas por lo que hiciste, ¡o por lo que no hiciste! seguramente estarás cansado y en conflicto. En serio: hiciste lo mejor que pudiste. Toma nota de qué harías distinto si te enfrentas con esa situación una vez más y luego suéltala, no le dediques un pensamiento más.
  • Trátate con cariño y con respeto. Cuídate, apapáchate, usa contigo mismo las palabras que usarías con un amigo verdadero, háblate con respeto. Tu voz interna te acompaña siempre, asegúrate que sea una buena compañía. Haz tu mejor esfuerzo por cumplir todas las promesas que te haces a ti mismo.
  • Respira y sonríe. Una vez más: respira y sonríe. Es en serio, haz la prueba ahora mismo: respira y sonríe. Hay sabiduría en tu cuerpo, él ya sabe cómo estar en paz, ya sabe respirar suave y profundo como un niño pequeñito, ya sabe sonreír sin forzar nada, sólo disfrutando.
  • Recuerda que las cosas son como son. Demasiado obvio ¿no es cierto? Pero piénsalo un poco: las cosas no son como la gente quiere que sean, las cosas simplemente son como  son. La mejor manera que tener conflicto en el corazón es resistirnos a esto, pensar que las cosas deberían ser de otro modo. No lo son. Las cosas son así, como son, y una vez que las aceptas y dejas de pelearte con ellas entonces puedes disfrutarlas o transformarlas. Tú mismo eres como eres, haz las paces con esto.
  • Busca en el mundo belleza, bondad y verdad. Ahí están, simplemente míralas. Detente a observar una puesta de sol, una sonriente luna, la lluvia cayendo, a unos niños jugando; busca y descubre cuando una persona hace algo de modo desinteresado por los demás, alégrate de la generosidad humana.
  • Haz pausas. La vida moderna llena de estrés y responsabilidades seguramente te está diciendo como a mí: corre y si no puedes, por lo menos vuela. No importa  a donde vayas, tú apúrate. No importa que no tenga sentido, tú síguele. Todo un reto escaparnos de esta invitación: ¡hazlo! Aunque sea de vez en cuando, camina un poquito más despacio, detente a observar, disfruta ese sorbo de café. La prisa y la paz no son buenas amigas.
  • Atiende una cosa a la vez. Multitasking –hacerlo todo a la vez- es otra de las tentaciones que enfrentamos; si pudiéramos haríamos la comida mientras terminamos la tesis, operaríamos a corazón abierto mientras llevamos el carro a verificar, arreglaríamos la regadera mientras hacemos el amor… y mientras hacemos todo esto, lo postearíamos en Facebook ¡Qué suerte que no podemos! (al menos yo no puedo). Resiste la tentación, un corazón y una mente dividida no caminan el sendero de la paz.
  • Y si nada de esto funciona: haz otra cosa. O no hagas nada. Encuentra tu propia estrategia de paz, explórala, conócela, profundiza en ella. No hay ninguna necesidad de que tu camino de paz sea idéntico al mío, al del Dalai Lama o al de nadie más.

Cuando tu corazón encuentra algo de paz, ya hay un lugar en el mundo un poquito más pacífico; esto no es suficiente, pero es un gran inicio.  Cuando escucho que la gente dice: “el cambio está en ti”, pienso que tienen razón… en parte. El cambio si está en ti, pero no basta, hay que compartirlo, ayudarle a salir. Para que un corazón en paz lleve paz a su familia, necesita platicar con esa familia, dialogar con ella, resolver conflictos, educar a los chamacos y convivir con los cuñados y la suegra. Para que un corazón en paz lleve paz a su ciudad, deberá extenderse hacia afuera, tratar a los demás con justicia y dignidad, ponerle atención al jefe, al cliente, al compañero de trabajo, respetar al que no conozco y es al mismo tiempo tan parecido y tan diferente a mí. Para que un corazón en paz lleve paz al mundo, deberá interesarse por el mundo, conocerlo, viajarlo, honrarlo, cuidar a este milagroso tercer planeta de agua y tierra.

Así que cualquier paz que tengas, compártela con los que están cerca, no importa si es poquita o si es mucha, brinda la paz que tengas. Y si el reto te parece enorme, no te preocupes, haz como dicen los Alcohólicos Anónimos: “sólo por hoy”.  Sólo por hoy cede el paso, saluda a la cajera del banco, dedícale un par de minutos más a jugar con tus hijos, llama por teléfono a tus papás, acaricia la mano de tu pareja, trata con dignidad a los que son menos afortunados. A veces lo mejor que puedes hacer por ti mismo es ayudar a alguien más. Sólo por hoy caminemos con un corazón en paz.


May the peace be with you,  young padawan.

Sergio Hernández Ledward

Coach, Conferencista, Narrador, PNLista.


jueves, 15 de septiembre de 2016

¡Viva México! - mi versión del grito 2016

Gritar "Viva México" no es intrascendente. Es levantar la voz y tomar partido, es apostarle a que hay vida en la tierra, la gente, la historia y los sueños compartidos. Es creer que nuestro tejido multicolor todavía aguanta.

Va mi grito este septiembre. El México que quiero que viva.

¡Que vivan Guadalupe González, María Espinoza, Germán Sánchez, Ismael Hernández y Misael Rodríguez! Medallistas olímpicos en Río de Janeiro. Que vivan todos los que se esfuerzan y se entregan, los que no se vencen cuando el apoyo es poco. 

¡Que vivan nuestros 11 medallistas paralímpicos! ¡Que vivan Ángeles Ortiz, Luis Zepeda, Eduardo Ávila, Salvador Hernández, Amalia Pérez, Lenia Ruvalcaba, Jesús Castillo, Catalina Díaz, Edgar Navarro, Pedro Rangel y Rebeca Valenzuela! Que vivan los que la tienen más difícil y siguen soñando.

¡Que viva José! Guía de turistas en Calakmul, Campeche. Que viva su lengua zoque, su orgullo por la historia de su tierra y las manos que sostienen una tablet llenas de imágenes de estelas y palacios mayas.

¡Que vivan los padres Solalinde y Vera! Que vivan los rebeldes y generosos, los que se dedican a levantar la voz y tender la mano. ¡Que vivan las patronas veracruzanas, sus ollas de comida y su enorme corazón! ¡Que vivan todos los que nos enseñan a ser solidarios!

¡Que viva Carmen Aristegui y todos los periodistas críticos! ¡Que vivan los que terminan su tesis poniendo las comillas donde van! ¡Que vivan los que le abren la puerta de la casa a los amigos verdaderos!

¡Que vivan los migrantes! Los que se fueron y extrañan  tortillitas y salsas molcajeteadas. Los que van de paso y apenas sobreviven. Los que llegaron y se hicieron México: Colombianos, Argentinos, Libaneses, Judíos, Eslovacos...

¡Que viva el chavito celayense que se paró frente a la marcha! ¡Que vivan los que defienden a los que piensan, sienten y viven diferente! 
¡Que vivan los mexicanos que no les gusta el fut, los que no son guadalupanos, los que no comen chile! ¡También los que se echan su cascarita, los que visitan el Tepeyac y los que le entran al habanero! ¡Que vivan los que defienden su punto de vista, los que no se venden! ¡Que vivan los que escuchan con el corazón y la mente abierta!

¡Que vivan las gorditas de tierras negras, el agua de limón con chía y las alegrías de amaranto! ¡Que vivan Chava Flores, Jose Alfredo, Manzanero y hasta Juanga! 

¡Que vivan los profes! Los que se inconforman por causas justas. Los que ponen inteligencia y corazón al servicio de estudiantes de todas las edades y todos los colores.

¡Que viva México y los mexicanos! Los que sueñan y chambean, los que se cansaron de la tranza y la mordida, los que saben tender la mano, los que se indignan cuando deben, los que cantan, los que bailan, los que cuentan, los que juegan. ¡Que vivan los que saben que México no ha muerto! ¡Que vivan los que no saben rendirse! ¡Que vivan! Y que muchos nos inspiremos con su ejemplo.

Sergio Hernández Ledward - 15 de Septiembre de 2016

lunes, 15 de agosto de 2016

Los supuestos básicos peneleros. Parte III

Los supuestos básicos de la Programación Neurolingüistica son mentiras poderosas para el cambio y el bienestar. Aquí les comparto la tercera parte de este texto.
Para leer el primer fragmento, pícale aquí. Para leer el segundo, acá. Y para leer este, namás dale para abajo. ;) 

  • Toda conducta tiene una intención positiva o “la aguja siempre marca al norte”
Los seres humanos buscamos estar bien, queremos ser felices. PNL hace una diferencia entre la conducta y su intención, puede ser que la acción en si no sea muy adecuada, sin embargo pensamos que la intención siempre es positiva. Si le preguntas a alguien que fuma porque lo hace, difícilmente te dirá que fuma para tener enfisema pulmonar, o que lo hace para que los dedos se le pongan amarillos, de igual modo que el alcohólico no bebe para desarrollar cirrosis o buscando que lo corran de su trabajo, es mucho más probable que la respuesta que te den sea que buscan relajarse o que se sienten bien cuando lo hacen. Como puedes notar la relajación y las sensaciones de bienestar son intenciones que podemos calificar de positivas, independientemente que las formas de lograrlas (fumar o beber) no lo sean tanto.
Cuando explico esta idea con frecuencia me preguntan “oye, ¿pero no crees que pensar así es justificar lo que está mal?” ya que parece que es una buena manera de autorizar un comportamiento que puede ser dañino, sin embargo el encontrar estas “intenciones positivas”, por paradójico que parezca, es algo que facilita enormemente el cambio.
Imagina que alguien fuma para relajarse, y un buen día decide dejar de fumar, junta toda su fuerza de voluntad y lleva tres días sin encender un cigarrillo. Hasta ahí todo va muy bien, pero esa persona – consciente o inconscientemente – buscará otras formas de relajarse, y si no las encuentra es frecuente que observemos uno de dos resultados o que este de un humor insoportable o que termine regresando a fumar. Sería una gran idea para esa persona buscar maneras alternativas de relajarse mientras deja de fumar, tal vez aprender a meditar, hacer algún ejercicio que le guste, o recibir un masaje. Nota que no estoy afirmando que esto le asegure el éxito, sin embargo si se lo facilita.
Así que otro buen ejercicio mental que te invito a realizar, cada que encuentres una conducta que no te guste – tuya o de los demás – es preguntarte ¿qué beneficio busco(a) al tener esa conducta? Y una vez que encuentres una buena respuesta te hagas la siguiente pregunta ¿de qué otras maneras puedo obtener ese beneficio?

  • La gente tiene todos los recursos o “ya estoy completo”
Aquí hablamos de recursos internos, de las habilidades, capacidades, destrezas mentales y emocionales que nos permiten resolver los retos que la vida nos plantea, ejemplos de recursos son la creatividad, la disciplina, la motivación, la alegría, la capacidad de análisis, la tolerancia, la paz, la energía interna, etcétera. Así que esta idea lo que plantea es que ya tenemos todo lo que requerimos para lograr nuestros objetivos, para alcanzar nuestras metas, para generar bienestar, sin embargo es diferente “tener” a “usar”, por ejemplo yo tengo una caja de herramientas que me regalaron el día de mi boda que todavía no estreno.
La imagen que viene a mi mente para ilustrar este concepto es la de un tesoro enterrado que sabemos que existe, pero que tenemos que descubrir, limpiar, quitar el óxido e incluso aprender a utilizar, de la misma forma contamos con todos los recursos - ya estamos completos – y ahora la tarea es descubrirlos, afinarlos, aprender a utilizarlos. Si lo notas esta idea es muy hermosa ya que nos invita a buscar en nuestro interior más que a esperar que alguien externo nos complete o nos “componga”.

  • La gente toma la mejor opción que tiene en cada momento o “en el buffet escojo lo que pienso es más sabroso”
¿Cuántas veces no hemos pensado que alguien está haciendo algo completamente ilógico, absurdo o hasta estúpido? ¿Cuántas veces no nos hemos recriminado por haber hecho – nosotros mismos – algo que más tarde calificamos como error?
Pero si lo pensamos bien, cada que tenemos que elegir en realidad escogemos aquello que creemos, en ese momento, que nos conviene más. Así elegimos que ropa ponernos, con quien casarnos, que libro leer, si hacemos ejercicio o no, y que platos servirnos en el buffet. No vamos por la vida pensando “¿cuál de estas opciones me va a amolar más la vida?” y así como no lo hacemos en lo personal tampoco lo hacen los demás.
Seguramente puedes observar que este supuesto es un llamado triple, por un lado nos invita a la tolerancia, a darnos cuenta que cuando alguien hace algo que nos parece absurdo, eso que está haciendo esa persona, es lo que desde su mapa – en ese momento – tiene más sentido. También es un buen punto de partida para reconciliarnos con nosotros mismos, observando que aquello que ahora pensamos es un error, cuando lo cometimos era lo mejor que podíamos hacer, con la experiencia, habilidades, y manera de ver las cosas que teníamos en ese momento. Por último, y tal vez de modo más importante, esta idea nos lleva a buscar más opciones, ya que si no estoy satisfecho con los resultados que estoy obteniendo en algún área de mi vida y estos resultados son generados por las opciones que he tomado – las cuales desde la visión de PNL son las mejores que tenía – entonces debo buscar más y mejores opciones.

  • El elemento más flexible es el que tiene el control o “hay muchas formas de matar chinches”
Si has observado las estrategias que sigue un niño pequeño para convencer a sus papás de algo, entonces sabes lo que quiere decir flexibilidad, es maravilloso mirar como el niño (o niña) intenta una gigantesca cantidad de alternativas para lograr lo que está buscando, puede pasar con enorme rapidez de la petición amable, a las promesas de buen comportamiento, al chantaje sentimental, a enumerar sus propias virtudes, al berrinche escandaloso, etcétera, ¡y con mucha frecuencia, logra lo que quiere!
Flexibilidad significa tener opciones, poder actuar en algunas ocasiones de una forma y en otras de manera diferente y mientras más opciones tenemos mayor influencia en los eventos y mayor facilidad para lograr nuestros objetivos. Hay una definición de locura que en lo personal me gusta mucho: “estar loco es seguir haciendo lo mismo, esperando resultados diferentes” y debo confesar que bajo esta definición, y tal vez bajo varias más, en muchas ocasiones he estado loco, haciendo lo mismo una y otra vez mientras pienso que “ahora si va a funcionar”, me parece que el llamado es a estar atentos, y recuperar el espíritu del niño que te ponía de ejemplo, intentando cada vez nuevas estrategias, y haciendo de este modo que flexibilidad y cordura sean sinónimos.
Una advertencia, flexibilidad no quiere decir ceder ante los demás, ser sumiso, débil o siempre decir que si, de hecho si sólo puedo decir que si, eso no es tener opciones, es mucho mejor idea poder en ocasiones decir que si, en otras que no, unas más decir que no sabes, otras que lo vas a pensar y en algunas más simplemente sonreír y guiñar un ojo.

  • No hay error sólo retroalimentación o “cuando me baño no la riego”
Como practicantes de la PNL creemos que el error no existe, que sólo es una etiqueta desafortunada que los seres humanos utilizamos para cierto tipo de resultados. Cuando éramos pequeños y aprendíamos a caminar no habíamos comprado la idea del error, simplemente tratábamos de caminar imitando a los adultos, nos caíamos una y otra vez, y una y otra vez lo seguíamos intentando sin clasificar cada caída como equivocación, si lo piensas con cuidado esta actitud ante el aprendizaje es lo que nos permite el día de hoy movernos con libertad y caminar por el mundo. Desgraciadamente con el paso del tiempo nos enseñan – y aprendemos bien – que los errores existen y que además se pagan caros, despertando una respuesta emocional poco útil, una sensación de fracaso y de escasez de recursos. Por otro lado ¿qué pasa cuando no clasificamos los resultados como errores?, pues antes que nada que es una buena idea recordar la segunda parte de este supuesto, la que dice “sólo retroalimentación”, en otras palabras que hay que seguir poniendo atención, notando que información nos manda el mundo y tomándola como indicador, observando el resultado y si este me gusta saber que voy por buen camino, si no me gusta tanto actuar de manera diferente para tener un resultado diferente.
Un buen ejemplo de esta forma de actuar – un contexto en él que el error no existe y donde sólo hay retroalimentación – es el de tomar un baño con agua caliente. Para tomar un baño con agua caliente, que es como a mi me gusta bañarme, lo primero que hago es prender el calentador, esperar un rato a que el agua se caliente, y abrir la llave de la regadera, en este caso la de la izquierda, hasta aquí todo va bien pero lo interesante es lo que hago a continuación, estiro la mano para sentir la temperatura del chorro de agua, y dependiendo de ella empiezo a ajustar las llaves, le abro un poco más a la fría y le cierro un poco a la caliente, y ya cuando me estoy bañando repito este proceso varias veces, en cuanto siento que el agua esta demasiado fría, le cierro un poco a la llave de la derecha y le abro a la de la izquierda, pero si siento que se pasa de caliente hago lo contrario, abro más la de la izquierda y cierro la de la derecha. ¡Y lo más bonito es que nunca pienso que me equivoco! simplemente siento la temperatura del agua y actuó en consecuencia, cuando me baño no hay error solo retroalimentación.
Probablemente mientras lees estas palabras te das cuenta que esta es una gran manera de avanzar en la vida, poniendo atención y ajustando tus acciones y recordando que el error no es más que una etiqueta normalmente poco útil.

Después de reflexionar sobre estas palabras que has leído, de ponderar los supuestos básicos de la Programación Neurolingüística, tal vez haya algunos que te hagan mucho sentido y algunos otros en los que tengas tus dudas, y esto me lleva a pensar en el primer entrenamiento de PNL que recibí, donde el facilitador nos decía sobre estos supuestos que el no sabia si eran verdaderos o si no lo eran, es más que ni siquiera le importaba si eran ciertos o no, que las preguntas verdaderamente interesantes son ¿Estas ideas son útiles? ¿Me ayudan a relacionarme mejor con los demás? ¿A generar bienestar? ¿A avanzar rumbo a lo que es importante para mi?
Y te puedo contar que en mi propia experiencia he observado que cuando me relaciono mal, cuando me lleno de problemas, cuando me siento sin recursos estas ideas no están presentes, más bien pienso cosas como “mi manera de ver las cosas es LA buena”, “los demás son los que tienen que cambiar”, “ese cuate tiene malas intenciones”, “ya me equivoqué otra vez”, “sólo hay una forma de hacer las cosas”. Y por el contrario cuando me creo estos supuestos entonces me siento mejor, mis relaciones fluyen, logro con más facilidad lo que quiero, en fin pongo los cimientos de una magia mucho más real que la de Hogwarts.

Así que mi pregunta es ¿qué vas a hacer para descubrir si estas ideas son útiles para ti?

¡Que hermosas flores las de la ceiba!
¡Deliciosos frutos del manzano!
¡Explosión en rojo de un tabachín!
¡Sutil belleza de jacarandas!

No son nada.

Nada son,
Sin las humildes raíces que perforan la tierra,
Sin las fibras ocultas que se alimentan del suelo.


¡Ante la raíz me postro!

Te dejo un abrazo. Sergio.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Los supuestos básicos peneleros. Parte II

Hace unos días por aquí les compartí un texto que escribí hace 8 años sobre los supuestos básicos de la Programación Neurolingüística. Bueno, en realidad un cachito de ese texto.
Hoy les quiero regalar otro fragmento. Por cierto, en el primero les compartí algunas ideas sobre el supuesto central: "el mapa no es el territorio". Si le quieres echar un ojo, pícale aquí: Supuestos - Parte I y si no, pues adelante... pásele a lo leído.



  • Nos relacionamos con el mapa no con el territorio o “contigo la milpa es rancho, y el atole, champurrado”
Este supuesto en realidad es la consecuencia lógica del anterior (te dije que le picaras arribita), y lo que quiere decir es que no nos relacionamos con las cosas, con los eventos, con las personas, directamente, sino con lo que pensamos sobre ellas. Vamos por el mundo interpretándolo, y después actuando de acuerdo a esta interpretación, por ejemplo… en tu experiencia,  el idioma inglés ¿es un idioma que te gusta?... Hay algunas personas que piensan que el inglés es melódico, agradable al oído, fácil e interesante, pero hay otras personas que piensan que el inglés es difícil, poco lógico, e incluso desagradable, y lo más interesante es que cada persona actúa a partir de su mapa, a quién le gusta el inglés lo aprende fácilmente, disfruta hablarlo e incluso puede terminar dedicándose a enseñarlo, mientras que a quién no le gusta, le va mal en sus clases de inglés, le puede dar miedo el hablarlo y se dedica a cosas – si puede decidirlo – que no tengan nada que ver con el idioma de Shakespeare.
Lo fascinante aquí, es que el inglés no es bonito, ni feo, simplemente es, y en base a los juicios que generamos sobre él entonces actuamos, y del mismo modo lo hacemos con cada evento de nuestra vida.  Así que podemos observar que no existen mapas correctos e incorrectos, sólo mapas útiles y mapas poco eficaces para determinadas situaciones, en otras palabras, si yo quiero ir de Guadalajara a Ciudad de México por tierra, me conviene tener un mapa de carreteras que incluya Jalisco, Michoacán, el estado de México y el DF, no mi mapa de Campeche, Quintana Roo y Yucatán sea malo, simplemente no me es útil para este viaje.
Así que cuando me encuentro que mis mapas no me acercan a lo que quiero lograr, la mejor idea es cambiar de mapa, buscar interpretaciones de la realidad que me acerquen al bienestar, al logro, a la salud, a aquellas cosas que son importantes para mi.

  • Toda comunicación es redundante o “pélame, que siempre te estoy hablando”
PNL observa a los seres humanos como entidades que se comunican todo el tiempo, a veces con palabras y en muchas ocasiones sin ellas. Entonces los buenos comunicadores ponen atención a toda esa comunicación, a las palabras, y también a los movimientos del cuerpo, a los cambios en la respiración, al movimiento de los ojos, a los gestos, a los silencios, de este modo este supuesto es un llamado a afilar nuestras habilidades de observación, a detectar los cambios más sutiles.
Un buen ejercicio que puedes hacer para seguir desarrollando esta “agudeza sensorial” es empezar a prestar mayor atención a la comunicación no verbal de las personas, por ejemplo observar a las personas en un café, en una conversación, en la fila del banco y sin escuchar las palabras, preguntarte ¿qué está comunicando el cuerpo de esta persona?
¿qué está diciendo sin usar palabras? Recuerda que una sonrisa, un guiño, un bostezo son comunicación, hasta nuestros pensamientos también lo son, son la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos y en muchas ocasiones se dejan ver a través de nuestro cuerpo.
Cuando busques aplicar este supuesto en tu propia comunicación con los demás, la idea es poner atención a todo, tanto palabras, como tono de voz, como uso del cuerpo. Mi única recomendación es que tengas cuidado con las interpretaciones, si no estás seguro que mensaje te está mandando la otra persona, es mejor idea preguntarlo que asumir que sabes lo que significa, ya que te puedes llevar algunas sorpresas. Por ejemplo tener los brazos cruzados no siempre significa estar cerrado a lo que el otro dice, también puede ser que la persona está poniendo atención a sus propios pensamientos, o incluso que tiene frio. Así que pon atención, pero si no sabes… mejor pregunta.

  • El significado de mi comunicación está en la respuesta que obtengo o “lo que tu entiendes es lo que yo digo”
Desde mi punto de vista este supuesto es oro molido al momento de comunicarme con los demás, mi propio trabajo me lleva a estar comunicándome ante grupos, y la única forma de saber si voy bien, es observándolos. Esta idea nos lleva a observar, observar y observar al otro (o a los otros), es a ellos a los que debemos poner atención si queremos tener una buena comunicación. Alguien es buen maestro sólo si sus alumnos aprenden, alguien es buen vendedor sólo si sus clientes le compran, alguien es buen amante sólo si su amante lo piensa (y lo siente), alguien es buen terapeuta sólo si sus pacientes sanan. En fin lo que te quiero decir es que el enfoque debe de estar en la respuesta que te da el otro, tanto verbal como no verbalmente, más que en ti mismo.
Los grandes comunicadores, en cualquier área, lanzan su comunicación, observan la respuesta y actúan a partir de eso. Si lo notas los problemas surgen cuando no observamos la respuesta a nuestra comunicación, cuando no pelamos lo que el otro nos está diciendo y seguimos encarrilados en lo que queremos decir y entonces caemos en frases como “es que no me entiendes”, cuando la pregunta interna debería ser “¿cómo mando este mensaje para que tu respuesta sea la que estoy buscando?” (o por lo menos se parezca)

  • Toda conducta es útil en algún contexto o “metiendo gol en la portería correcta”
Al usar PNL pensamos que todo lo que hace una persona puede ser útil… en alguna circunstancia, y que nuestra tarea es encontrar cual es esa circunstancia de forma que simplemente movamos esa conducta hacia un contexto más adecuado. Permíteme hacerte algunas preguntas:
¿Tú crees que estar triste es útil? ¿te parece adecuado gritarle a un niño? ¿pensarías que tener miedo sirve de algo?
Pues la gente que practica Programación Neurolingüística piensa que si. Claro que no en todo momento, sólo en los contextos “correctos”. Por ejemplo el estar tristes nos puede llevar a descansar, a recargar energía, a honrar a alguien querido (en el caso de un duelo), gritarle a un niño es una gran idea, si le estoy echando porras en un partido o si veo que se acerca a algo peligroso, y el miedo puede ser un maravilloso mecanismo de supervivencia, es una excelente forma de protegernos.
Lo que me gustaría transmitir es que no podemos juzgar si una conducta es adecuada o no, hasta que no conocemos el contexto. Meter gol es maravilloso… siempre y cuando sea en la portería rival. Cantar desnudo puede ser bochornoso… aunque no tanto si es en la regadera.

Así que cuando te encuentres con una conducta que no te gusta del todo – tuya o de los demás – diviértete un rato buscando en que contextos esa conducta es la más adecuada.

En unos días les comparto el fragmento final. ¡Gracias por leerme!

Sergio


viernes, 5 de agosto de 2016

Los supuestos básicos peneleros. Parte I

Ayer me reencontré con este texto que escribí en el 2008, la idea original es que sería un capítulo del libro sobre Programación Neurolingüística que escribiríamos en bola los instructores del Centro Mexicano PNL (desafortunadamente el proyecto nunca terminó de cuajar). El chiste es que me lo encontré ayer... y no me pareció tan malo. Así que decidí compartirlo en 3 entregas, ahí les va la primera:

“Descendió lluvia, y vinieron ríos y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” Mateo 7:25

Toda área del conocimiento se construye a partir de ciertas premisas que le dan sentido, son los cimientos que permiten edificar ya sea construcciones sólidas o estructuras tambaleantes. Y si bien no se ven a simple vista – al igual que los cimientos de tu casa – su solidez será determinante para lo que venga encima.

¿Te has preguntado cuales son los cimientos sobre los cuales se construyó Hogwarts (la célebre escuela de magia, donde estudia Harry Potter)? La verdad es que yo no me lo había planteado, hasta el momento de escribir estas líneas, sin embargo si me he planteado cuales son los cimientos que permiten operar la magia del cambio, la magia de la transformación, la magia del bienestar.

Por ejemplo alguno de las premisas, o supuestos básicos, de la física clásica son:
  • El universo está construido de masa y energía
  • Masa y energía son entidades diferentes
  • La masa y la energía pueden ubicarse en el tiempo y en el espacio
  • Tiempo y espacio son entidades diferentes

Sobre estos cimientos se ha construido todo el edificio de la física clásica, lo cual ha permitido al hombre entender desde la fuerza de gravedad, hasta hacer palomitas en el microondas. Una anotación interesante es que los supuestos básicos de cualquier área del conocimiento, cambian con el tiempo, esto es, surgen, permiten ciertos desarrollos, y llega un momento en el que empiezan a ser cuestionados, en el caso de la física podemos ver como los descubrimientos de Einstein, comienzan a sembrar dudas en como entendemos el funcionamiento del universo, y aún más como a partir de Werner Heisenberg y Niels Bohr, la física cuántica comienza a poner de cabeza todos estos supuestos.

Así que con estas ideas en la mente, te invito a explorar los supuestos que le dan sentido a la PNL, así que ponte tu casco y tus botas para entrarle a revisar los cimientos de la magia. Como bien sabes la PNL surge de observar lo que funciona, así que estos fundamentos provienen de distintas áreas, desde la lingüística transformacional hasta la teoría general de sistemas.


  • El mapa no es el territorio o “cada cabeza es un mundo”
Alfred Korzybski - un estudioso polaco de la semántica y la matemática - puso en palabras bonitas lo que nuestras abuelas ya sabían. Cada ser humano percibe e interpreta la realidad de maneras diferentes.
La definición de mapa es “representación gráfica de un territorio”, y la idea puede parecer bastante simple, es obvio que cuando sostengo un mapa de la república mexicana en mis manos, no estoy sosteniendo a México, sólo a una de sus representaciones, sin embargo si llevamos está idea un poco más allá, podemos cambiar la palabra mapa por “representación de la realidad”, y la palabra territorio por la palabra “realidad”. De este modo este supuesto quedaría así “la representación de la realidad no es la realidad”, en otras palabras ¡lo que yo pienso sobre las cosas no es la verdad! – o por lo menos, no es toda la verdad.
Si te pones a pensar, te darás cuenta que los seres humanos tenemos una percepción reducida, los colores abajo del rojo – los infrarrojos – son invisibles a nuestros ojos, los colores arriba del violeta – los ultravioletas – tampoco los podemos ver, y del mismo modo hay sonidos y sensaciones que existen pero que no percibimos. Con esto quiero decir que nuestro equipo físico no nos permite conocer toda la realidad, y si a esto le añadimos nuestra educación, valores, cultura, familia, prejuicios, etcétera, nos daremos cuenta que sólo tenemos un cachito (si bien nos va) de la realidad.

Este supuesto tiene varias implicaciones prácticas, por un lado es una invitación a la tolerancia, a darnos cuenta que cada persona piensa distinto, y por otro a la humildad, a darme cuenta que no poseo la verdad absoluta.

¡Saludazos! En unos días les comparto otro cachito.

Sergio