Defender la alegría como una bandera.
Defenderla del rayo y la melancolía…
– Mario Benedetti
Empezó el 2017 y parece que viene rudo. Se nos plantó enfrente con el
pecho hinchado, la mandíbula tensa y mirándonos fijamente a los ojos con voz
retadora nos dijo: Vamos viendo de qué lado masca la iguana; ahí te dejo
gasolinazos, saqueos, violencia… y espérate tantito que aquí te tengo el cobro
del agua y el predial, la presidencia de Trump (y para algunos hasta las
tristes noticias que nos tiene la báscula después del maratón Guadalupe-Reyes).
2017 pinta para ser una buena forja; el calor y los golpes son los que
le brindan su resistencia al acero, las tormentas obligan al marinero a ponerse
trucha (en más de un sentido), las dificultades y los retos nos templan. ¿Qué
tal que aprovechamos la forja para templarnos? ¿Qué tal que le devolvemos la
mirada a este año nuevecito diciendo –con una sonrisa- ‘pues vamos viendo de
qué cuero salen más correas’?
Creo que el reto de nuestros tiempos nos exige que aprendamos a ser
fuertes sin ser violentos, a ser amorosos sin ser víctimas, a ser ligeros sin
volvernos superficiales. Fuerza, Amor y Ligereza pueden ser las cualidades que
pongamos en la forja.
Este es un gran momento para ser fuertes, para armarnos de valentía,
para hacer que nuestra voz se levante y se escuche. Es un gran momento para
aprender a decir no, para indignarnos con la injusticia, para pararnos firmes y
mirar los retos cara a cara. Son tiempos para desarrollar disciplina en lo personal
y también para cuestionar, para enfocarnos y atrevernos a impulsar cambios
valiosos. Es momento de cultivar la fuerza del guerrero.
Pero la fuerza sin amor fácilmente se convierte en violencia, en
soberbia, en agandalle. Así que el reto es volvernos más fuertes Y más
amorosos. Son tiempos para tender la mano y ensanchar el corazón, para
ocuparnos de los demás y ser más solidarios, más compasivos, este es un gran
momento para suavizar la voz y la mirada, para ejercitarnos en el amor.
Sin embargo no es suficiente; el amor malentendido fácilmente se
convierte en apego, en victimismo, en telenovela pues. Aquí es donde la
ligereza hace su parte. ¡Bajémosle al drama! Como dicen que dijo Mark Twain “no
te tomes la vida tan en serio, de todos modos no saldrás vivo de ella”. Aunque
no lo parezca estos también son tiempos para el juego, la creatividad, la risa.
No tengo dudas, el 2017 es el mejor de los tiempos. Tiempo de ser
fuertes como guerreros, tiernos como amantes, ligeros como niños. Es tiempo de
aprovechar la forja y –sin importar los pronósticos- hacer de este año el mejor
de todos.
Sergio Hernández Ledward
www.facebook.com/SergioHLedward
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